ESTRENO EL 11 DE AGOSTO A LAS 22:00

Este true crime explora aquellos casos en los que el culpable es también un agente de la ley que se conoce todos los trucos y es capaz de ocultar su identidad hasta las últimas consecuencias. 

Agosto de 2024.- Encontrar a un criminal y demostrar su culpabilidad en un juicio es siempre una ardua tarea, pues hay muchos elementos que pueden dificultar el proceso: las imágenes pueden manipularse, las pruebas pueden eliminarse y las coartadas pueden comprarse. Pero, cuando el asesino es un policía que conoce los métodos del cuerpo al que pertenece y busca ocultar sus huellas a toda costa, incriminarle se vuelve una misión casi imposible. Distintas investigaciones sobre asesinatos cometidos por agentes de la ley se relatan en Policías asesinos, la nueva serie documental de DKISS que se estrena el domingo 11 de agosto a las 22:00.

Buscando a sus propios compañeros

A lo largo de seis episodios de una hora de duración, este nuevo formato de true crime sigue a los “polis buenos”, aquellos buscan todas las pruebas que indiquen quién ha cometido el asesinato y tratan de atrapar al culpable sea quien sea. Sus testimonios, más los de familiares y demás personas cercanas a la víctima, así como recreaciones de lo ocurrido, sirven para contextualizar y relatar una historia narrada por el agente retirado Garry McFadden, presentador de otros programas de DKISS como Detective McFadden investiga o Capital del crimen: Charlotte.

Pero también se adentra en el mundo de los “polis malos”, aquellos que traicionan los valores del cuerpo de seguridad al que pertenecen y utilizan todo el conocimiento que han adquirido en su propio beneficio e intentan por todos los medios escaparse de la justicia. Y es que, según los propios investigadores, “para cualquier detective, no hay nadie más difícil de detener que un asesino con placa”.

Matan los que deberían proteger

El primer capítulo relata la odisea que tuvo que vivir una familia hasta que por fin se descubrió la verdad. En un pequeño pueblo, una mujer aparece en su cama, muerta tras un disparo. Se trata de la esposa de un agente de policía, así que el sheriff del lugar, y amigo del marido, enseguida determina el fallecimiento como un suicidio. Sin embargo, tras la presión de los padres y amigos de la víctima, un investigador reabre el caso años más tarde y empieza a encontrar evidencias de que, en realidad, se trata de un asesinato.

El caso de Sami Safar, una inmigrante siria afincada en Estados Unidos, es muy diferente. Su cuerpo apareció en medio de un bosque, mientras que su coche estaba abandonado en el parking de un banco con miles de dólares en efectivo dentro. Enseguida, los detectives encuentran una relación entre ese banco, la familia de la víctima y la policía.